Imagen: Carteros en el palacio de Correos de Cibeles en 1944. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid
Lo normal en estos días estivales es ver bicis por el monte, por el pueblo y por las costas de nuestro país. Unos van de «romanos» bien equipados con lycra, protectores y todo tipo de complementos para surcar el monte, como ese pinar tan divertido de subir y bajar entre trialeras. Otras personas optan por ese «hierrito» para hacer los recados, porque el centro del pueblo con las tiendas y servicios se encuentran a escasos 5 minutos dando pedales. Por último hablamos de los que van a la playa, con la mochila a la espalda en la que llevan la toalla al menos.
El segundo y el tercer grupo tienen en común un uso de la bici como elemento de transporte, para desplazarse a un lugar donde realizar alguna actividad o recado. Esas personas son las que experimentan las virtudes de la bici como vehículo: rápida, barata, cómoda, puerta a puerta… Es el uso que realizaban nuestros padres o los padres de nuestros padres, esa generación antes del «milagro» económico de la España de los 70 y 80. Para ir a la huerta, para ir a por el pan o el periódico… todo estaba cerca en esa bici pesada pero robusta, cómoda y resistente ante mil batallas.
Un ejemplo de profesionales a pedales son los carteros de Correos, ellos usaban la bici con alforjas para llevar las cartas puerta a puerta. Hay documentos gráficos que nos relevan equipos enteros de carteros equipados con sus bicis y los uniformes corporativos.
Ahora la bici vuelve a estar en boga para labores comerciales o reparto. Ahora son los llamados «riders» los que llevan la comida preparada en un suspiro de un lado a otro de la ciudad gracias a sus bicis eléctricas de fábrica o electrificadas. Todos ellos son parte de la «gig economy» que se dice en inglés, donde una persona hace un trabajo como autónomo (o falso autónomo legalmente) para una o varias empresas contratantes de sus servicios. Las empresas no disponen de personal en plantilla, o la reducen mucho, y cuentan con elenco de personas para hacer lo que demanda. La verdad es que dista mucho del modelo laboral de los carteros a pedales de Correos…

Un cambio radical que existe es el entorno donde iban en bici los carteros frente o en contraposición al entorno que tienen hoy los «riders», y es que ahora hay multitud y diversidad de vehículos en el tráfico urbano. Antiguamente había carros tirados a caballo, tranvías o trolebuses, muy pocos coches y unos pavimentos adoquinados o simplemente compactados de tierra. Hoy existen motos, patinetes, bicis, furgonetas, autobuses, coches altos y coches bajos… sobre un liso y cómodo asfalto. Todo ello funcionando en sintonía, con unas leyes que puedes conocer «a las bravas» una vez lanzado sin conocimiento o experiencia. La alternativa es lanzarse con conocimiento, formación y práctica, conociendo la lógica del tráfico a dos ruedas, los derechos y deberes. «¿Qué candado usar? ¿qué calle es más cómoda?» son algunas preguntas que puedes llevar resueltas de partida, porque ejercer tu labor diaria sobre la bici debe suponerte la mejor experiencia y las mejores condiciones de seguridad.
Para acabar lanzamos una pregunta al aire ¿será el boom del comercio electrónico el segundo empuje al reparto urbano en bicicletas o triciclos en el siglo XXI?
Te puede interesar: